sábado, 10 de febrero de 2007

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Nuestras almas sollozan en la oscuridad de la noche...se esconden se entristecen, se dejan llevar por los turbios recuerdos de lo que fue ayer...se seducen se humedecen, navegando así en mares de lujuria y de placer, donde el tiempo se detiene para crear esa falsa idea sobre la eternidad...y así mismo como se detiene por menos de un segundo, brotando desde el fondo de nuestro ser las ilusiones los pensamientos, nuestros más puros e impuros deseos, esa incesante necesidad de amar y ser amados, así mismo continua su rumbo cerrando con su paso cada puerta destruyendo cada sueño pisoteando cada ilusión, cubriendo cada mirada manchando cada rostro...hasta dejarnos solos en la nada, en la absoluta complejidad de nuestras emociones, dejándonos al desnudo, haciéndonos vulnerables...y he allí el momento en donde nuestras almas se encuentran, se cruzan...mientras nuestras miradas observan la nada y nuestros cuerpos automáticamente siguen un rumbo pre-destinado...nuestras almas se miran se cruzan se hablan, en el estrenduor de los gritos de nuestros miedos, en las calientes aguas de nuestro llanto ellas se sumergen y vuelven a nacer...en contra de nuestra voluntad se acercan y lo inevitable ocurre...todo el pasado todo el presente y todo el futuro pierden el sentido...y aunque nuestro temor o el espacio entre nuestros cuerpos no nos permita conocernos, nuestras almas están irrevocablemente unidas para siempre...

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